Alerta alérgicos
LA PRIMAVERA EL ORGANISMO ALTERA
Los alérgicos al polen sufrirán una de las peores primaveras del último decenio debido al adelantamiento de la floración
Faltan escasos días para la llegada de la primavera y el buen tiempo ha permitido a la población española invadir calles, parques y terrazas. Sin embargo, los alérgicos ya han comenzado a padecer los primeros síntomas a causa de la temprana polinización.
La constante subida de las temperaturas y las intensas lluvias recogidas en otoño son algunas de las causas que explican porqué el periodo de polen cada año es más largo.
En España, afecta aproximadamente al 15% de la población, incrementándose dicho porcentaje hasta el 30% entre los jóvenes. Cada año el número de personas alérgicas al polen aumenta debido a la contaminación urbana y al exceso de higiene durante la infancia.
La polinización se ve influenciada por la diversidad climática. En España, debido a su situación geográfica, la Sociedad Catalana de Alergia e Inmunología Clínica (SCAIC) diferencia tres regiones, por lo que el nivel de polen se verá condicionado: la España seca continental comprende a todas aquellas regiones de la Península Ibérica que se caracterizan por tener primaveras cortas y veranos e inviernos con temperaturas extremas. Los cambios bruscos de temperatura son los que provocan una explosión floral de gramíneas (que producen el tipo de polen más abundante y perjudicial durante la primavera) en un periodo de tiempo muy corto, entre los meses de mayo y junio. Sin embargo, en el Mediterráneo las suaves temperaturas favorecen una floración más larga y menos intensa, entre los meses de marzo y agosto. Y en cuanto a la España verde, caracterizada por sus prolongados periodos de precipitaciones, los periodos de floración se prolongan desde abril hasta julio pero gracias a las abundantes lluvias el polen se ve arrastrado provocando una incidencia de gramíneas moderada.
Javier Subiza, coordinador del Comité de Alergología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) informó la semana pasada en una rueda de prensa, a modo de prevención, sobre la previsión para los meses de mayo y junio de unos niveles de concentración de polen por encima de los 5100 gramos por metro cúbico frente a los 4000 gramos por metro cúbico registrados el año pasado. De ser así, la primavera del 2009 registraría uno de los niveles más altos en estos últimos diez años.
En el caso de la Comunidad de Madrid, la Red Palinocam (Red Palinológica de la Comunidad de Madrid) realiza desde los meses de invierno la predicción de los niveles de cupresáceas/taxáceas, un tipo de polínico que incluye el polen de arizónicas y cipreses, las cuales son muy comunes en parques y jardines. Además, el polen de plátano de sombra (platanus) ya comienza a estar presente en el espectro polínico.
Uno de los consejos que proporcionan las autoridades sanitarias regionales a las personas alérgicas es que sean capaces de reconocer los tipos polínicos y los periodos de polinización de las plantas que los producen. La Red Palinocam ofrece a través de su página web –www.madrid.org/polen- los valores de polen que se registran en la atmósfera de la Comunidad madrileña diariamente. Según los últimos datos actualizados del 15 de marzo, los niveles registrados de cupresáceas fueron valorados como “muy altos”, con 440 granos de polen por metro cúbico de aire y un máximo de 722 en Ciudad Universitaria.
La alergia al polen, también conocido como polinosis, es una enfermedad alérgica caracterizada por afectar a la nariz, ojos y pulmones. Esta reacción alérgica se produce cuando los pólenes que se encuentran en las flores, árboles, hierbas y corrientes de aire penetran en el organismo humano a través de las mucosas externas (ojos, nariz y boca) y provocan procesos respiratorios como la rinitis y el asma u oculares como la conjuntivitis.
La rinitis, junto con la conjuntivitis, son los fenómenos más significativos de la alergia al polen. La manifestación se traduce en irritación y picor de nariz y ojos, estornudos, congestión, secreción y obstrucción nasal. También se puede producir picor de paladar, dolor de garganta y de oídos.
Si la reacción alérgica afecta a los bronquios produciendo tos, dificultades respiratorias, sensación de opresión torácica y pitidos, entonces se habrá manifestado el llamado asma polínico, según informa en Ministerio de Sanidad y Consumo.
En el caso de que se produzca alguno de estos síntomas es necesario que el afectado acuda inmediatamente al médico para que este le realice un estudio alergológico.
El tratamiento que estos pacientes deben seguir consiste fundamentalmente en evitar la exposición al alergeno y todo lo que implique un empeoramiento, sobre todo del asma. Por eso resulta vital que el paciente conozca los síntomas clínicos, el periodo de polinización, tome mediadas preventivas para los días de mayor concentración atmosférica de polen y realice el tratamiento que el médico le ha pautado, ya sea vía oral o a través de vacunas.
Toda esta información se encuentra recogida en la página web del Portal de la Salud de la Comunidad de Madrid. Además, la Consejería de Sanidad activó el pasado mes de enero un sistema de información de los niveles de polen a través del teléfono móvil, vía sms, para los primeros 4600 solicitantes que se dieran de alta. Los afortunados podrán obtener esta información gratuitamente hasta el mes de junio. El resto de afectados por esta enfermedad cuentan con un Servicio de Información Telefónica llamando al 902 545 900.
Lo normal es que este tipo de alergia se produzca durante el cambio estacional del invierno a la primavera debido a una creciente susceptibilidad a diversos alérgenos. Esto se debe a que el frío encoge los pelillos que recubren la mucosa nasal y esto facilita su penetración.
Sin embargo, las autoridades ofrecen como uno de los consejos más habituales de prevención que se respire por la nariz -y no por la boca-, ya que en esta se existen filtros naturales donde quedan retenidas las partículas que se encuentran en el aire, impidiendo así que éstas lleguen a los bronquios.
También se debe de tener en cuenta los productos alimenticios que se vayan a ingerir, resultando recomendable llevar una dieta basada en el consumo de frutas y verduras. Al igual que se debe evitar la deshidratación, ya que una buena forma de mantener un flujo de aire fresco es fluidificando el moco que hay en los bronquios bebiendo un mínimo de un litro y medio de agua al día.